Movía sus brazos siguiendo un baile predeterminado que ella misma desconocía. Como leyendo un compás, sus manos instintivamente sabían que gesto realizar y que aguja clavar.
El muñeco era viejo y arrugado, apenas parecía que pudiera almacenar un ápice de simbolismo. Sin embargo, ella sabía que lo era todo. Lo tenía estirado, clavado con alfileres en una mesa blanca, y humedecido por sus propias lágrimas.
Movía la cabeza violentamente arriba y abajo, poniendo los ojos en blanco y repitiendo su nombre una y otra vez, mientras hacía gestos con unas tijeras, que clavó abiertas de forma violenta a un lado y otro del cuello de la marioneta.
Tras emitir un grito, deja caer la cabeza exhausta sobre la mesa, que se fue volviendo roja. El muñeco sangraba.
Era amor lo que la había llevado allí, ¿y era muerte el resultado? ¿Qué había hecho? El títere mantenía la misma mueca rígida e inexpresiva. A ratos esa mueca le parecía una burla, una burla que había contribuido a ennegrecer su corazón.
Sabía que no había vuelta atrás, y entre lágrimas cerró las tijeras.
2 comentarios:
Eres muy bueno, Oxnex.
Encantado de que este divertimento mio entretenga o distraiga. ^^
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