domingo, junio 05, 2011

Aneu fent lloc que estem esperant...

Una extraña euforia lo invadía. Sabía que ese era su fin. La felicidad mata al poeta, eso había pensado siempre. Sin embargo no podía evitar sonreir mientras se consumaba el seppuku, y recordar a Calderón.

1 comentario:

Alvagó dijo...

Creo que acabas de cambiar para siempre mi percepción de esta canción...