Y en clase recuerdas a Pessoa, y te dan ganas de largarte a matarte de sentimiento.
Parece tan ridícula la paradoja del deseo. Se desean las cosas hasta que se tienen. ¿Y después? Deseas desear otra. Y se desea el deseo, como pura tortura. Y cuando se vuelve a desear, vuelve la tortura del no tener... y así hasta el final. Si lo hubiere.
En fin.
4 comentarios:
Algunos de los locos a los que intento leer y seguir defienden que esa pulsión del deseo insatisfecho que intenta ser colmado con un consumo incesante es una de las razones por las que el capitalismo camina hacia el abismo material y espiritual más absoluto. Doy por descontado que tu entrada va mucho más allá de estas discusiones sobre el sexo de los ángeles (capitalistas) y seguramente lo último en lo que estabas pensando es en el consumo material como (falsa) fuente de satisfacción del deseo infinito y de la angustia existencial. En todo caso no deja de ser interesate preguntarse si ese sentimiento es algo inherente a la naturaleza humana o algo que viene potenciado por un entorno, unas circunstancias y un sistema que incentiva y acentúa nuestras pasiones y angustias más primitivas e indeseables. Cuando me da por ser optimista y mirar al futuro con esperanza, me digo que quizá no está todo perdido y que hay poco de inevitable en todo esto. Pero mi comentario ya es más largo que tu gran entrada (tu blog ofrece pequeñas dosis de inmensa intensidad...). Un fuerte abrazo desde la tierra de las pulsiones y deseos desenfrenados.
Gracias por los inmerecidos halagos. Y aunque tienes razón, y no iban por ahí los tiros, es curioso como todo al final se entremezcla y una cosa lleva a la otra.
abraç!
Quizá convirtiendo esto en un chat (algo que espero que no te moleste), me gustaría preguntarte por lecturas de Pessoa que recomiendes...
Abraç.
PD: los halagos son merecidos. No lo dudes.
Pues realmente solo he leido aforismos y poemas sueltos, ningún libro así de cabo a rabo. Aunque creo que la mayoría son de su "libro del desasosiego"
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