Y toca volver a refugiarse en lo mismo. A esconderse, a consolarse. Regocijarse en la desgracia, o atreverse a quemar el chalet. Aceptar el error y rectificar.
Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde, dicen otros. Porque el tiempo pasa, y tarde se hace.
Toca reflexionar entre lo invertido y lo por invertir, si merece la pena continuar, si se vislumbra un final.
Es tan sencillo cambiar de rumbo y perderse en el mar; pero a veces necesitamos que alguien encienda la cerilla por nosotros.
Y qué más da lo que seamos, si las vidas son los ríos y van al mar.
Palabras, que simulan conceptos, que son engaños. Quale.
Pero cuidado! El dependiente del estanco también existe, y tiene alma, para matarse. Se mató de sentimiento, porque, dice Pessoa, no hay nadie que se mate por otra cosa.
Ecce homo. El hombre es sentimiento y el sentimiento es muerte, prosopopeya donde las haya.
Las ansias del sentido, de encontrar un orden irracional. En el mundo. En este texto.
Contradicción implícita.
Las ansias del sentir sin direccionalidad, como pura captación de sensaciones, de sentimientos. El sonido. Pasividad.
Mente estúpida, tropelera y mentirosa. Adulteras y destruyes todo cuanto tocas, clasificas y archivas.
La destrucción como parte de la construcción, como paso previo y final, como una mera palabra. Y el gato murió.
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