Esto se acaba.
Mañana entro a las 9. Digo mañana porque todavía no me he acostado. A veces, como ahora, me gustaría ser un noble del siglo XIX, sin obligaciones y podrido de dinero, y que pudiera dedicarme a viajar y estudiar por el mero placer de hacerlo, sin obligaciones de por medio. Entonces recuerdo que por mera probabilidad, me tocaría ser un plebeyo desgraciado, y la mierda que sería ser tal.
Sin embargo sería bonito. Ser un Byron, un Livingston. Ir a Grecia a recuperarla para la cristiandad, por la mera frivolidad de sentirse un cruzado medieval. Descubrir Troya, desenterrar pirámides, explorar continentes ignotos. Escribir y maldecir, filosofar y sentirse desdichado. Llamarse Ernesto, o Frankenstein y comprar castillos.
En fin, creo que la arquitectura victoriana que veo a mi alrededor me está afectando.
3 comentarios:
Puedes pensar que has ganado una lotería un poco más fácil que la del noble frente al proletario decimonónicos pero, aún así, igualmente valiosa (e improbable en términos puramente probabilísticos): nacer en ese 20% que constituye la población privilegiada del planeta. No construirás castillos, pero muchos de los "lujos" de los que hablas estarán (¿están?) a tu alcance. No pretendo ser moralista. Simplemente creo que, citando al filósofo Joan Laporta, "no estamos tan mal".
Un fuerte abrazo y hasta pronto.
Puede que esté afectando, pero qué bonito te ha quedado, jajajajaja
Un saludo! :D
:-)
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