lunes, diciembre 14, 2009

Remando al viento

Esto se acaba.
Mañana entro a las 9. Digo mañana porque todavía no me he acostado. A veces, como ahora, me gustaría ser un noble del siglo XIX, sin obligaciones y podrido de dinero, y que pudiera dedicarme a viajar y estudiar por el mero placer de hacerlo, sin obligaciones de por medio. Entonces recuerdo que por mera probabilidad, me tocaría ser un plebeyo desgraciado, y la mierda que sería ser tal.
Sin embargo sería bonito. Ser un Byron, un Livingston. Ir a Grecia a recuperarla para la cristiandad, por la mera frivolidad de sentirse un cruzado medieval. Descubrir Troya, desenterrar pirámides, explorar continentes ignotos. Escribir y maldecir, filosofar y sentirse desdichado. Llamarse Ernesto, o Frankenstein y comprar castillos.

En fin, creo que la arquitectura victoriana que veo a mi alrededor me está afectando.

3 comentarios:

Alvagó dijo...

Puedes pensar que has ganado una lotería un poco más fácil que la del noble frente al proletario decimonónicos pero, aún así, igualmente valiosa (e improbable en términos puramente probabilísticos): nacer en ese 20% que constituye la población privilegiada del planeta. No construirás castillos, pero muchos de los "lujos" de los que hablas estarán (¿están?) a tu alcance. No pretendo ser moralista. Simplemente creo que, citando al filósofo Joan Laporta, "no estamos tan mal".

Un fuerte abrazo y hasta pronto.

DarkSapiens dijo...

Puede que esté afectando, pero qué bonito te ha quedado, jajajajaja

Un saludo! :D

oxnex dijo...

:-)