sábado, enero 05, 2008

La soledad no exige, la soledad no promete, por lo que tampoco defrauda.

Niño de sangre azuldorada,
siente tus lágrimas en la almohada.
Llora por aquello que tuviste,
por todo lo que tanto quisiste.

Niño de mirada melancólica,
degusta el sabor de tus lágrimas.
Niño de mirada perdida,
cabalga junto al horizonte que tanto miras.

Sigue esperando a tu caballo,
aquel que faltó a su cita.
Continúa tejiendo suspiros,
con múltiples hebras amarillas.

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