Andaba yo esta mañana, conduciendo hacia mi trabajo y recordando aquella vez que, por causalidades de esta vida, estuve en una reunión de una comisión de éstas Post-15M.
Hablaban y discutían sobre machismo, feminismo y condiciones sexuales varias, sobre si el sexo era algo natural o impuesto por la sociedad, sobre si lo natural molaba o no molaba, y ontologías varias.
Había aparcado ya el coche esta mañana, e iba ya caminando hacia mi humilde puesto de trabajo, mientras me preguntaba en qué momento me convertí en un tecnócrata. Me hubiera gustado ponerme en el centro de ese congreso de expertos en nada, y explicarles que esas opiniones suyas tenían un valor objetivo exactamente nulo.
Soy un tecnócrata porque no valoro las simples opiniones. Emitir cualquier juicio que esté mínimamente fundamentado, requiere tal esfuerzo (digamos por esfuerzo, una vida de estudio y dedicación), que me impide valorar los juicios a la ligera de esos borregos (inclúyome en el rebaño).
Entonces pensé en que de algún modo, seguía la línea de Sócrates. Ya no solo sabía que no sabía nada, sino que sabía que jamás sabría nada. Siguiendo esa manía grecolatina de ponerle nombres a las cosas, pensé que se podía llamar Pesimismo Post-Socrático, y que la culpa de todo esto, la tenía Nietzsche.
2 comentarios:
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gracias!!! Ya faltan dos días nada más para poder votar!! Hasta el 3/2/12. Saludosssss
Con ç.
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