Tomar decisiones es, en cierto modo, eliminar partes de tu vida que no has vivido.
Yo concibo mi vida como un árbol fractal, con infinitas ramificaciones que son cada una de las posibilidades que se te presentan. Al decidir, continúas por una rama y desechas las demás. Al final solo queda el camino que has recorrido, pero al principio todos son igual de posibles, y todos te pertenecen de la misma manera. Hay ramitas que quedan inaccesibles unas de otras, opciones por tanto, incompatibles en un mismo plan de vida (por la misma limitación espaciotemporal). Antes de decidir sin embargo, esas ramitas están juntas, son igual de posibles y parecen convivir sin conflicto. Una especie de nostalgia hacia el futuro nos recuerda que no, que al final solo un camino se podrá recordar, por la maldita unidimensionalidad de nuestra existencia. Nada me impide en cambio, almacenar en mi cabeza mil recuerdos de mil vidas que quizá solo leí, o imaginé, o planeé, y mantener ante mi esa nueva rama escogida, que es todo un árbol ramificado hacia el futuro, de infinitas nuevas ramas y posibilidades.
2 comentarios:
Me encanta Oxnex... Muy a mi pesar cada vez que tomo una decisión me tengo que recordar que en un vida no se puede vivir todo, por mucho que quiera empaquetar el tiempo y reste horas de ensoñación... Tal vez deba soñar más para que mis ramas se multipliquen sin dañar mi ser físico :P
Y, sin embargo, puede que lo maravilloso sea el mero hecho de observar la multiplicidad de ramas que se nos presentan.
No entraré en consideraciones de responsabilidad individual o de injusticias sociales, pero para algunos el árbol está tristemente podado y poco frondoso.
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