El despertador tronó en su cabeza, donde aún resonaban las copas de la noche anterior.
En esos momentos siempre maldecía todo lo maldecible. Mientras, una mole caoba descansaba a su lado indiferente. Apenas podía comprobar si respiraba, le dolía demasiado la cabeza.
Al diablo! Que respire si quiere, o si puede.
Maldita vida!, maldita rutina!, maldito trabajo!, maldito dinero!, malditas necesidades creadas!
Se levantó dando tumbos. Intencionadamente ruidoso. Aquel seguía a lo suyo, por lo menos ya no roncaba.
En esos momentos odiaba todo. Sólo quería dormir un rato más...
Apenas atinó a enroscarse la corbata y mirando de reojo el reloj, salió pensando que ya llegaba tarde.